Esta entrada gira entorno a un tema relacionado con marketing muy a la orden del día: la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).

El medio ambiente o el cambio climático se utiliza como una estrategia de comunicación perfecta para desarrollar una campaña de relaciones públicas, pues crea discurso por parte de la opinión pública acerca de la empresa.

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Actualmente, la mayoría de los gobiernos a nivel mundial están adoptando medidas para paliar los efectos del cambio climático y demás transformaciones medioambientales.

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Por ello, para incentivar las “buenas prácticas”, estos recompensan a las empresas con desgravaciones fiscales en concepto de gastos deducibles del Impuesto de Sociedades (IS). Sin embargo, lo que en un principio parece un ejercicio de ayuda al medio ambiente, termina convirtiéndose en otra maniobra para aumentar su margen de beneficios.

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Dentro del ámbito comercial, algunas empresas conocidas de diferentes sectores, realizan potentes campañas de promoción para dar a conocer sus acciones en favor del medioambiente. Su objetivo principal es reducir el impacto negativo que ocasiona la empresa en el entorno, donde esta se sitúa.

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Desarrollando campañas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se consigue ganar a la opinión pública y, por lo tanto, mejorar su imagen de marca. Asimismo, se consigue despertar el interés de los compradores y consiguiendo que se involucren con la empresa.

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Dichas acciones son, por ejemplo:

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• Cambiar la iluminación de las instalaciones por otras que apoyen el ahorro energético

• Renovar los frigoríficos para evitar el gasto energético de energía

• Vender a menor precio productos que están a punto de llegar a su fecha de caducidad. Todo ello para evitar el despilfarro de alimentos

• Comercializar “productos ecológicos” o considerados como “BIO”

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Dicha estrategia comercial anteriormente descrita entre otros fines, tiene el objetivo de captar la atención del cliente, de verdad, preocupado por el medio ambiente.